DOMINO SUGAR REFINERY (NEW YORK): UN PARQUE EXCELENTE, UNA DESTRUCCIÓN LAMENTABLE DEL PATRIMONIO INDUSTRIAL
Por JOAN ALEMANY LLOVERA
© Fotografías: Joan Alemany
LA GRAN TRANSFORMACIÓN DE LA LARGA COSTA DE NEW YORK
New York ha sido siempre una ciudad innovadora y llena de contrastes. Puedes encontrar proyectos y realizaciones urbanas muy innovadoras, interesantes, amigables y a unas pocas decenas de metros situaciones degradadas y peligrosas. En los últimos veinte años, se ha producido una profunda transformación en toda la fachada marítima de la ciudad. De las muchas experiencias de planificación y cambio -también de las negativas como la expuesta en este artículo- se puede aprender.
New York posee la costa urbana más larga de cualquier ciudad portuaria del mundo. Los cinco distritos de la ciudad tienen extensísimas fachadas marítimas: Manhattan y Staten Island son islas, Brooklyn y Queens están en el sur de una isla (Long Island) y el Bronx tiene una larga costa en sus lados oeste, sur y este. En total, la ciudad tiene unos 800 km de litoral urbano sobre los ríos Hudson, East River, Harlem River y la gran bahía que la separa del mar. No sólo es una extensa costa, sino también muy diversa; además de parques, viviendas y servicios, una parte muy importante de todo el litoral de New York ha sido ocupado en el período 1820-1970 por el puerto y las industrias.
En los últimos años del siglo XX, el Department of City Planning del ayuntamiento de New York, en la época del alcalde Michael Bloomberg, elaboró un proyecto muy ambicioso, el “Vision 2020. New York City Comprehensive Waterfront Plan”. En él se exponen los objetivos, estrategias y medidas concretas para conseguir una profunda transformación de toda la costa de la ciudad. El principal y central objetivo es recuperar para usos urbanos y facilitar el acceso a toda esta extensísima y diversa costa. Para ello se propone la creación de parques públicos, paseos y servicios, facilitando además la movilidad sostenible. Un objetivo no menos importante es fomentar actividades económicas y vivienda, mejorando la calidad del agua y promover estrategias de resiliencia frente al cambio climático. El documento Vision 2020 propone más de 150 medidas concretas para conseguir los grandes objetivos anteriores que deben materializarse en la creación de numerosas zonas urbanas y parques públicos, 500 hectáreas para el desarrollo económico con la creación de 40.000 puestos de trabajo y siete nuevas líneas públicas de ferris que se sumarían a las ya existentes entre Staten Island, New Jersey y Manhattan.
Todos los planes y proyectos anteriores merecen un análisis muy detallado, pero nos centraremos en un proyecto concreto, el de la transformación de una de las mayores refinerías de azúcar del mundo: la Domino Sugar Refinery. Cualquier viajero o residente que se mueva por la ciudad se topará con este gran edificio y parque de Brooklyn, visible desde Manhattan y, sobre todo, desde los ferris que recorren el East River.

UNA BREVE CARACTERIZACIÓN DE LA DOMINO SUGAR REFINERY
La empresa fue constituida en 1856, pero el edificio que ha llegado hasta la actualidad a la costa del barrio de Williamsburg en el distrito de Brooklyn es de 1882. Fue construido por Theodore A. Havemeyer después del incendio que arrasó la factoría anterior. Ya a finales del siglo XIX se convirtió en la principal refinería de azúcar de Estados Unidos consumiendo de media 700 toneladas de carbón y produciendo 1.300 toneladas de azúcar al día. La caña llegaba de 40 países diferentes y del estado de Florida. En las primeras décadas del siglo XX trabajaban 4.500 trabajadores y producía la mitad del azúcar que se consumía en Estados Unidos. Durante más de 120 años ha producido muchos millones de toneladas de azúcar. La caña se sometía a distintos procesos a través de sus tres grandes secciones: el área de Filtrado, las instalaciones de hornos en la llamada habitualmente la Olla, y la sección de Tostado y Secado en la zona calificada de Producto Final.
Las tres grandes secciones se fueron ampliando en diferentes edificios que acabaron creando un complejo industrial muy importante que ocupaba más de 4,5 hectáreas. En un principio se recibía la caña y las materias primas por ferrocarril, pero después se construyó un muelle fluvial de 91 metros de longitud que se amplió hasta más de 150 metros y se le dotó de dos características grúas que son de los pocos elementos que se han preservado bien hasta la actualidad. Muelle, grandes edificios e instalaciones complementarias ocuparon unos 400 metros de la fachada litoral del East River.
En las anteriores condiciones, la refinería ha formado parte muy destacada de la fachada marítima histórica de Brooklyn por su gran volumen y altura. Su presencia ha conformado la visión de Brooklyn desde Manhattan entre el puente de Williamsburg y Roosevelt Island y con observación de mayor detalle, desde los numerosos ferris que navegan por el río. Por la parte terrestre las grandes edificaciones de Domino Sugar eran percibidas desde muchos sitios del barrio formando parte de las grandes instalaciones industriales que han sido la base y han determinado una parte importante del desarrollo de la ciudad.

Los momentos más álgidos de la producción de azúcar en la factoría de Williamsburg fueron en la década de los veinte del siglo XX. Tras la crisis de 1929, de una cierta recuperación de los años treinta y de la Segunda Guerra Mundial sufrió una lenta decadencia debida a la obsolescencia técnica de máquinas y procesos. En 1996 sólo quedaban 450 trabajadores y en 1999 protagonizaron una de las huelgas más largas de la historia de Estados Unidos en defensa de los puestos de trabajo. La empresa cerró definitivamente sus puertas en enero de 2004 con una plantilla de 220 trabajadores.
Por su larga e importante producción de azúcar, por la gran incidencia social en Brooklyn, por la magnificencia y calidad de la arquitectura, por las máquinas y procesos técnicos interiores y por las instalaciones exteriores de los muelles, la Domino Sugar Refinery constituía una factoría azucarera grandiosa y única en el mundo. Merecía haberse conservado.
LOS PROYECTOS DE TRANSFORMACIÓN
Abandonada la producción, la factoría es comprada el mismo año 2004 por la Community Preservation Corporation (entidad sin ánimo de lucro dedicada a la promoción de la vivienda) asociada a un inversor inmobiliario local por 55,8 millones de dólares. Poco después, la Landmark. Preservation Commision (organismo oficial del ayuntamiento) declara los edificios como conjunto industrial urbano a preservar, excepto el edificio de la derecha de menor calidad arquitectónica que sostenía la marca en amarillo Domino Sugar, elemento incorporado más tarde al único edificio del que se ha conservado su fachada. Todo parecía indicar que las construcciones de esta singular y destacada industria se mantendrían en pie. Pero el proyecto que elabora la inmobiliaria, proponiendo nueve grandes torres de vivienda con 2.200 apartamentos (660 para vender bajo precio de mercado) y servicios de alta calidad y elevado precio deja en una cierta nebulosa el tema de la preservación de la factoría. El ayuntamiento de New York aprueba inicialmente el proyecto.

En 2012, la Community Preservation Corporation no había comenzado las obras del proyecto y declara que no tiene capacidad para realizarlo. Los primeros promotores venden el solar y las instalaciones exteriores a la inmobiliaria Two Trees Management por 185 millones de Dólares. Un nuevo proyecto en 2013 promovido por esta nueva empresa y elaborado por SHoP Architects aumenta el espacio público y los apartamentos para vender con menor precio que pasan a ser 700. El nuevo proyecto concentra casi toda la construcción en cuatro grandes bloques de 55 plantas de altura, convirtiéndolos en los más elevados de Brooklyn. A la vez propone derribar buena parte del conjunto industrial, vaciar completamente por dentro el edificio principal de la Domino Sugar y elevarlo otras cuatro plantas, desfigurando completamente esta icónica construcción del patrimonio industrial de New York (y, sin duda, de importancia internacional). Como elemento positivo se diseña un parque público que rodea toda la promoción de más de cuatro hectáreas, en el que destaca el amplio paseo entre la parte de la factoría que se mantiene y la ribera del río. La City Planning Commission del ayuntamiento aprueba este nuevo plan en el 2014 y muy poco después comienzan las obras de derribo de la industria y construcción de los apartamentos y los servicios terciarios.

En total el macro-proyecto final se puede resumir en las siguientes cifras: 2.800 apartamentos (también ha terminado aumentando considerablemente el número total inicialmente previsto), de los que 700 se venden subvencionados; 56.000 metros cuadrados de oficinas;1980 metros cuadrados de comercio; más de dos hectáreas de aparcamiento; más de cuatro hectáreas de parques y plazas públicas; construcción en el interior de la factoría industrial, conservando las fachadas, de un nuevo edificio de 10 plantas con 43.000 metros cuadrados de oficinas; elevación de otras cuatro plantas que sobrepasan la fachada más alta y con cerramientos de vidrio que alteran completamente el edificio histórico.
UN HERMOSO PARQUE A CAMBIO DE UNA GRAN ESPECULACIÓN INMOBILIARIA Y LA DESTRUCCIÓN DE UN PATRIMONIO INDUSTRIAL EXCEPCIONAL
Domino Sugar Refinery es un proyecto que reúne todas las contradicciones de la transformación de la costa y de las grandes promociones urbanísticas actuales de New York. Con el argumento de promocionar vivienda (la mayor parte de alto standing con muchos apartamentos que superan los tres millones de dólares) y un nuevo espacio público se destruye un patrimonio industrial extraordinario y la posibilidad de realizar otro tipo de desarrollo urbano.
Cuando en 2013 se empezó a elaborar el proyecto definitivo de transformación de toda el área de la Domino Sugar se dio a entender que se restauraría el edificio histórico de la factoría y se promovió en su interior una impactante exposición de la artista Kara Walker. Muchos ciudadanos visitaron el interior de la factoría y aprobaron (después de vencer muchas reticencias) la construcción de un número muy elevado de apartamentos en altísimas torres que rompían completamente las características urbanas del barrio a cambio de la creación de un parque litoral y de la restauración de la factoría que había marcado la imagen y la vida social del entorno.

La condición de restaurar Domino Sugar no se ha cumplido en absoluto; por el contrario, se ha destruido completamente la posibilidad de conservar y transformar un edificio industrial de altísimo valor patrimonial. Era aceptado que la conservación de una parte de la gran maquinaria que ocupaba los espacios interiores era muy difícil por su deterioro y características (como mostró un reportaje fotográfico de David Allee de 2014) y además impedía el aprovechamiento de las magníficas plantas interiores que podían quedar libres para usos alternativos. Con esta excusa, la inmobiliaria destruyó rápidamente todo el equipo interior industrial (incluso el que podía fácilmente restaurarse y conservarse sin impedir la transformación) y lo que fue mucho más grave, derribó completamente todas las plantas y la estructura interior conservando sólo la fachada del edificio central. Actualmente la fachada está aislada y se mantiene apoyada en un edificio interior de nueva planta.

Tampoco se han conservado adecuadamente las instalaciones industriales exteriores en el edificio, como eran los interesantes elementos portuarios especiales para la descarga de las materias primas y la carga de los productos finales. Sólo unos pocos se han mantenido aislados y fuera de contexto y explicación en el llamado banalmente paseo de los Artefactos.
Para acabar de remachar la destrucción del edificio central de la factoría (los otros de los lados, incluidos los que tenían valor patrimonial y podían ser transformados fueron totalmente derribados) se construyeron otras cuatro plantas que sobresalen de la fachada histórica desfigurando completamente la imagen de esta extraordinaria construcción. El viejo e importante edificio de la principal refinería de azúcar de Estados Unidos (y probablemente de todo el mundo) se ha convertido en sí mismo en un elemento directamente especulativo de una gran transformación inmobiliaria que inicialmente dio a entender que lo conservaría y restauraría.
Como único elemento positivo de toda la operación urbanística cabe señalar el diseño y la construcción de un muy interesante parque litoral de más de dos hectáreas entre la vieja factoría y la costa del East River que, junto a los espacios públicos posteriores, llega a las 4,5 hectáreas. El paseo dispone de áreas de reposo, deportivas, de picnic y de servicios. Se pueden observar algunos elementos aislados de lo que fueron las instalaciones portuarias, particularmente las dos grúas, y otros elementos exteriores de servicio en la refinería. Domino Park está muy solicitado para pasear, hacer deporte, descansar e incluso para pasar todo un día entero aprovechando sus múltiples servicios y el área de picnic.
El resultado final de la transformación del área industrial de Domino Sugar es claro: una densa promoción inmobiliaria sin relación con las características del barrio; un innovador, moderno y agradable parque; la destrucción, disfrazada de mantenimiento, de un extraordinario patrimonio industrial.
El análisis del proceso del proyecto anterior ofrece muchos elementos de reflexión y enseñanza por operaciones similares en todo el mundo que combinan promoción inmobiliaria, espacio público y restauración de un gran bien de patrimonio industrial. Particularmente, Barcelona y su área metropolitana debería tener presente esta experiencia, junto a otras de la propia ciudad (Bayer, Can Batlló, Mercedes, Tres Chimeneas del Poble Sec, Tres Chimeneas de Sant Adrià…) que, con el argumento de conservar una edificación, se ha permitido (o se propone) una densidad de construcción muy elevada y, en definitiva, se desfigura un valioso patrimonio industrial.

SUMMARY
DOMINO SUGAR REFINERY (NEW YORK): AN EXCELLENT PARK, A UNFORTUNATE DESTRUCTION OF INDUSTRIAL HERITAGE
Since the end of the 20th century, New York has been undergoing a major renovation process of the spaces along its extensive and diverse coastline. The objectives of this profound transformation are to make the entire coastline fully accessible and to create new urban uses for the enjoyment of the entire population. One of the main projects has been the reconversion of the large space occupied by the Domino Sugar Refinery. With an imposing industrial building from 1882, this large factory dedicated to sugar refining has had an important presence on the waterfront of the Williamsbourg neighbourhood (Brooklyn district) visible from the center of Manhattan and a major impact on the economy and society of its surroundings.
An urban development project approved in 2013 has meant a profound transformation of the entire area (4.5 hectares) occupied by the large sugar refinery. The final result of this great change can be summarized in the following parameters: construction of 2,800 high standing apartments (700 with lower prices than the rest); 20,000 square meters of new parking; 56,000 square meters of offices; a two-hectare public park with walkways, sports areas, rest areas, picnic areas and services; demolition of the industrial facilities and conservation of only the facades of the central building, within which the new building has been built, four floors higher than the old one.
The critical evaluation of this entire urban transformation is fundamentally negative: a dense real estate development with very high apartment towers in a neighbourhood of traditional low-rise houses; a public park with an innovative design and great acceptance by the visiting public; a regrettable destruction of an extraordinary industrial heritage.