UN PROBLEMA GENERAL DE LAS RELACIONES PUERTO CIUDAD EN ESPAÑA Y AMÉRICA LATINA: LA FALTA DE INFORMACIÓN
Por JOAN ALEMANY LLOVERA
UN PATRIMONIO POCO EXPLICADO
Después de más de siglo y medio de revolución industrial que supuso una separación radical del territorio portuario del urbano y después de más de treinta años de las primeras reconversiones de espacios portuarios a usos urbanos, continúa manteniéndose un viejo problema en la mayoría de grandes puertos españoles y latinoamericanos: la falta de información a los ciudadanos. Actualmente se puede pasear y realizar diversas actividades, incluso alguna de carácter cultural, en muchos puertos. Hay importantes áreas portuarias abiertas a la ciudad en Barcelona, Valencia, Málaga, Vigo o Bilbao en España y Buenos Aires, Santos, Rio, Salvador, Cartagena, La Habana, Veracruz, Guayaquil, o Valparaíso en América por citar solo las experiencias más conocidas y analizadas. En ninguna de ellas existe un sistema atractivo de información que explique al visitante la historia y la importancia socio-económica del área, los edificios, las instalaciones técnicas o los elementos patrimoniales que puede verse. Edificios destacados como la vieja sede de la Junta de Obras, el Almacén General del Comercio o el área industrial en torno a los Talleres Nuevo Vulcano en Barcelona, el edificio del Reloj, los tinglados rehabilitados o los talleres de la Unión Naval de Levante de Valencia, los viejos almacenes de Sevilla, la terminal de pasajeros de Vigo o los muelles, edificios industriales, el puente colgante o el muelle de Portugalete a lo largo de la ría de Bilbao, el sistema de dársenas interiores y galpones de Puerto Madero o el Hotel de Inmigrantes en Buenos Aires, los almacenes de Río y de Salvador de Bahía, los extensos muelles y edificios –entre los que destaca los almacenes San José- e instalaciones técnicas de La Habana, los muelles del área reconvertida de Guayaquil o los almacenes fiscales y el conjunto del puerto de Valparaíso son joyas del patrimonio portuario mundial. En general no encontramos ni un triste cartel que nos informe in situ del valor de estos elementos, de su contribución a la historia del comercio y la navegación, de su papel con frecuencia decisivo, para el desarrollo de su ciudad.
UNA OCASIÓN PARA INFORMAR DEL TRABAJO Y LAS PROFESIONES PORTUARIAS
No sólo la información del edificio, del muelle o de la instalación técnica es en general relevante; también lo es la del trabajo específico que se ha producido en él a lo largo de su historia. La información no solo contribuye a mejorar el conocimiento de los ciudadanos, es también una necesidad evidente para superar las malas o, como mínimo, deficientes relaciones puerto-ciudad que se dan en la mayoría de nuestras ciudades. No se puede pretender que los ciudadanos defiendan su puerto si solo perciben los problemas que les provoca: ocupación de la fachada marítima urbana, contaminación del agua y del aire (cuando no también de la tierra), congestión de las vías urbanas y conexiones regionales por los muchos camiones que genera el tráfico marítimo…Son problemas evidentes para cualquiera que observe la actividad portuaria. Más difíciles de percibir son los beneficios que aportan los puertos, si éstos no son capaces de explicarlos de forma clara, directa y veraz (no con propaganda como con frecuencia observamos). El puerto ha sido esencial para las actividades industriales y comerciales, para la creación y mantenimiento de un número importante de empleos; en definitiva, ha sido determinante para el desarrollo de la ciudad a la que le ha dado relaciones, empleo, producción, cultura e identidad. Sin el puerto la ciudad sería más pobre, dispondría de menos oportunidades de crecimiento y desarrollo.
Informar de todo lo que aporta el puerto a la sociedad (también de los problemas) en cada elemento que el ciudadano puede ver concretamente, exponer su contribución al desarrollo a través de la huella material que nos ha dejado la historia reciente es importante para que los ciudadanos y visitantes comprendan y valoren su puerto. Pero, además, como se muestra en las imágenes que siguen, esta descripción del patrimonio físico portuario puede ir acompañada de información de los trabajos, profesiones y actividades que se han producido y se producen dentro del puerto, que difieren mucho de las tradicionales de la ciudad y que acostumbran a ser poco conocidas por los ciudadanos. El trabajo de marineros, estibadores, pescadores, técnicos portuarios y las actividades de los consignatarios, remolcadores, salvamento marítimo, transitarios y las características del tráfico de contenedores, graneles sólidos y graneles líquidos vinculados a la energía pueden explicarse junto al patrimonio físico que proviene del pasado.
Informar del lugar y de la actividad portuaria es contribuir al conocimiento, a la comprensión de las complejas relaciones del puerto con su ciudad y, en definitiva, al desarrollo de ambos en el futuro.
En definitiva, es una necesidad y una cierta obligación de los puertos comenzar a informar de su patrimonio histórico y de sus actividades. Lógicamente los espacios abiertos a la ciudad y los puntos desde donde pueden observarse actividades portuarias constituyen los lugares más idóneos para ofrecer esta información.
TRES EJEMPLOS DE INFORMACIÓN EN LOS MUELLES
Se publican a continuación imágenes de tres experiencias de información muy distintas:
–Nueva York con un sistema amplio pero muy disperso de información para cada proyecto en las riberas del Hudson y del East River
–Génova con una información detallada (en ocasiones demasiado larga) en unos plafones del llamado Open Air Museum
-San Francisco, más trabajada y homogénea. La más amplia e interesante por el nivel y tratamiento de la información escrita y gráfica tanto en el interior de edificios oficiales como en el exterior en los muelles.
De cada una se puede aprender, pero ninguna debe copiarse miméticamente; cada puerto ha de encontrar el sistema que mejor responda a su historia y características.