CINE Y PUERTOS.
EL TRABAJO EN LOS MUELLES EN “LA LEY DEL SILENCIO”
JOAN ALEMANY LLOVERA
APRENDER DE LAS IMÁGENES
No solo los libros y los artículos ofrecen información de primera mano sobre un tema o una época determinada; las obras de arte, las fotografías, los documentales e incluso las películas de ficción pueden aportar elementos de conocimiento sobre muchas cuestiones.
En el caso del film “On the Waterfront” (en español “La Ley del Silencio”) de 1954 encontramos una historia basada (muy libremente) en hechos reales. Muestra de forma rigurosa la contratación del trabajo en los muelles de Estados Unidos y aporta información técnica sobre la carga y descarga de los barcos cuando se realizaba fundamentalmente con el esfuerzo físico de los estibadores. Otras películas presentan los muelles como marco geográfico principal de su trama. Entre las grandes obras se puede citar “The Docks of New York”, película muda de Josef von Stemberg de 1928, “Quai des brumes” de Marcel Carné de 1938, pero en ambos casos el muelle es solo el paisaje donde se desenvuelve una trama que no tiene al trabajo como elemento central como sucede en “On the Waterfront”.
Posteriormente a la década de 1950 muchas otras películas muestran escenas que suceden en algún puerto, pero éste no es espacio principal del filme. Una de las que más y mejores escenas ofrece en el puerto es “The Perfect Storm” (“La tormenta perfecta” en español) de Wolfgang Petersen del año 2000, basada en el libro del mismo título de Sebastian Junger, pero la película está centrada en la pesca y aunque el trabajo y el ambiente en el puerto de Gloucester (Estados Unidos) está muy bien presentado el tema central es la gran tormenta de octubre de 1991 que provocó el naufragio del barco pesquero Andrea Gail y la desaparición de toda su tripulación. Tampoco encontramos buenos documentales sobre el trabajo actual en los muelles a pesar de la importancia que el transporte marítimo y los puertos tienen en la economía actual. Respecto al transporte marítimo sí se ha realizado recientemente (2016) un documental, “Freightened” (“El precio real del transporte marítimo” disponible en Filmin) de Denis Dolestac donde se exponen los aspectos más críticos -y no los positivos- de este medio imprescindible en la economía mundial.

SOBRE LAS ENSEÑANZAS DE LA PELÍCULA
“On the Waterfront” que en la versión española se tituló ”La ley del silencio”, en francés “Sur les quais” y en América Latina “Nido de ratas” es, sin duda, una de las grandes cintas de la historia del cine. Fue dirigida por Elia Kazan, con guion de Budd Schelberg, muy modesta producción de Sam Spiefel y música de Leonard Bernstein. Los actores y su interpretaciones son excepcionales: Marlon Brando y Eva Marie Saint en los papeles principales; Rod Steiger, Karl Malden y Lee J. Cobb como destacados secundarios, también excelentes; los extras fueron en su mayor parte estibadores del puerto de Hoboquen de New Jersey, con los que el guionista convivió unos meses. El film obtuvo ocho premios Oscar en 1955.
La trama presenta la explotación del trabajo portuario por la mafia local con una cierta connivencia del sindicato y el dilema de un estibador sobre si debe denunciar o no los delitos de extorsión y asesinato. La película no deja clara la separación de responsabilidades entre el patrón de la agencia de contratación y el sindicato de los estibadores. Siempre se ha considerado (a veces con clara intención política para reformar los sistemas de organización del trabajo) que el sindicato está involucrado en el sistema, cuestión que discutiremos más adelante.
Desde un punto de vista técnico “La ley del silencio” aporta imágenes y diálogos con información muy valiosa sobre la organización y contratación del trabajo y las características de la carga y descarga de los barcos en los muelles en 1954, año de producción del film. Se ha acusado al director Elia Kazan y al guionista Budd Schelberg de justificar con esta película sus cobardes delaciones contra sus compañeros del mundo del cine ante el Comité de Actividades Antiamericanas del senador McCarty. Pero con independencia de este tema, que analizaremos en el siguiente apartado, lo cierto es que la película nos ofrece elementos muy valiosos para conocer y comprender el duro trabajo y las técnicas del movimiento de mercancías en los puertos de los primeros años de la década de 1950.
El film nos muestra el fin de una época en los muelles, tanto en la forma de contratación discrecional en la que el capataz decide quien trabaja y quien no (y, por tanto, si el trabajador cobra o no cobra el jornal), como en las técnicas del trabajo basado en la fuerza física del estibador. Diferentes secuencias muestran a los estibadores frente al capataz esperando que éste les de la chapa que les permita trabajar aquel día y otras con su gancho al cuello o moviendo cajas en la bodega del barco. Solo dos años después de la producción de “On the Waterfront”, a unos centenares de metros más al sur del puerto de Hoboquen, en la dársena Elizabeth del puerto de Newark, también en New Jersey, el empresario Malcom McLean que había comenzado con un camión antes de tener una gran empresa, carga 58 cajas metálicas en un viejo barco de la Segunda Guerra Mundial, el Ideal X. Las cajas no son la mercancía, sino que ésta va dentro, lo que permite pasar rápidamente y a menor coste del transporte marítimo al terrestre y viceversa. Nace así el contenedor, la caja que revoluciona profundamente los transportes. Con los contenedores se va transformando rápidamente la forma de trabajar de los estibadores y con la lucha sindical, especialmente en la costa Oeste de Estados Unidos, la forma de contratación en los puertos.
El símbolo del trabajo en la época de la película es el gancho que sirve para manipular manualmente los sacos y muchas otras mercancías, mientras que pocos años después y hasta la actualidad la imagen más asociada al tráfico portuario es el contenedor y sus grandes y mecanizadas terminales


SOBRE EL CONTENIDO DEL FILM Y LA MOTIVACIÓN DE ELIA KAZAN
El magnífico guion de la película de Budd Schulberg se basó en 24 artículos periodísticos de Malcom Johnson publicados en el New York Sun entre noviembre y diciembre de 1948 que ganaron el Pulitzer de 1949. Para realizar el guion Schulberg convivió durante un tiempo con los estibadores del puerto de Hoboquen, muchos de los cuales después actuaron como extras en la película.

A Elia Kazan y a Budd Schulberg se les ha acusado de dirigir la película y elaborar su guion como justificación de sus delaciones ante el Comité de Actividades Antiamericanas presidido por el senador McCarty. El desenlace de la trama plantea el dilema de si el estibador representado por Marlon Brando debe testificar o no ante un comité que investiga la mafia de los muelles en New York, comité que realmente se creó en 1953 con el nombre de Waterfront Commision of New York Harbor. El argumento de la película apunta desde los primeros planos a que es una cuestión ética declarar contra una mafia que se aprovecha económicamente de una forma de contratación discrecional que conduce a la indefensión de los estibadores, a su explotación y a su silencio.
En la película, pero sobretodo en la historia real del trabajo en los muelles norteamericanos de mediados del siglo XX, todo conduce a considerar a que son dos temas muy distintos: uno, la cobarde delación de Kazan y Schulberg de la que nunca se arrepintieron y trataron de justificar; dos, el testimonio de un estibador contra la mafia en los muelles. En efecto, nada tiene que ver delatar a compañeros de profesión por sus ideas y militancia política en una pequeña célula comunista de artistas con la declaración contra los grupos mafiosos que dominaban parte de los muelles gracias a un sistema de contratación y a la imposición mediante violencia que llegó al asesinato de estibadores. Los compañeros denunciados por Kazan y Schulberg en ningún caso ejercieron violencia ni extorsión sobre nadie. En este último sentido, hay que recordar que la investigación y la publicación de los artículos de Malcom Johnson en el New York Sun se iniciaron para tratar de esclarecer el asesinato de un estibador. Hay que considerar que la presencia de la mafia en el puerto no se ceñía solo a los que intervenían directamente en los muelles, si no también a los grandes capos, como Charly Lucky “Luciano” y Meyer Lansky que tenían intereses en la zona portuaria. Ello llevó a la administración a crear una comisión de investigación un año antes de la realización de la película. Es necesario destacar que Budd Schulberg vivió directamente el trabajo de los estibadores en Hoboquen. Muchos de estos trabajadores, sometidos a extorsión y al indigno sistema de contratación llamado “shape up” que suponía que el patrón señalaba discrecionalmente cada día los que se ganarían un jornal, aceptaron actuar como extras en el film. Por último, no es secundario al valorar el argumento que Tony Mike de Vicenzo, el gánster que operaba en Hoboquen, puso una denuncia a los productores y trató en vano de impedir la exhibición de la película.
Con independencia del gran valor del film el hecho es que Kazan trató de justificar políticamente la delación que costó el trabajo a sus compañeros. Pero su declaración ante el Comité se debió, según algunos autores, al miedo a perder su propio trabajo.
De cualquier forma, ha sido, es y será un tema muy controvertido y difícil, el problema de separar la actitud personal de un artista y el valor de su obra. Estos dos temas están muy claros en el caso de Elia Kazan: una película excelente que aporta una información valiosa sobre el trabajo en los muelles a mediados del siglo XX y unas delaciones anteriores indignas de su director y guionista (casi seguro por miedo) que supusieron la pérdida de trabajo y marginación de sus compañeros.


LA GRAN LUCHA SINDICAL EN LOS PUERTOS AMERICANOS
Este filme da con frecuencia una imagen distorsionada de la dura lucha sindical en los puertos norteamericanos que con enormes sacrificios consiguió grandes victorias. Muchos muelles del principal puerto del mundo, New York, estaban a mediados de la década de 1950 supervisados o controlados por mafiosos como Mickey Bowers (West Side de Manhattan), Tim O’Hara (Chelsea), Sock Lanza (South Street Seaport i mercado de pescado de Fulton) y el famoso Albert Anastasia (South Brooklyn). Algunos operaban a través de agencias afiliadas al gran sindicato International Longshoremen’s Association (ILA). Todos ellos son descritos en los artículos de Malcom Johnson en el New York Sun.

Unos años antes de la producción del film dirigido por Kazan se produjo una extraordinaria lucha de los estibadores de San Francisco que se extendió a todos los puertos de la Costa Oeste. El sindicato ILA no impulsó la incorporación de los puertos de la Costa Este. El 9 de mayo de 1934, en plena depresión económica de Estados Unidos, se iniciaba en San Francisco una huelga de estibadores para obtener mejoras salariales y acabar con el sistema discrecional de contratación “shape up” (del que publicamos a continuación unas imágenes). Frente a la unidad y resolución de los estibadores concentrados el 5 de julio, la policía disparó a la multitud provocando dos muertes y 64 heridos en el conocido como “Bloody Thursday”. Dirigidos por el sindicalista de origen australiano Harry Bridges se declaró una huelga general en toda la Costa Oeste que duró 83 días hasta el 12 de octubre. El sindicato ILA presidido por Joseph Ryan (más adelante investigado por corrupción) no convocó a los puertos de la Costa Este, pero a pesar de ello la huelga consiguió casi todos sus objetivos y supuso un gran avance social para los estibadores de los puertos del Pacífico. Las grandes diferencias de estrategia y de actitud ética entre Harry Bridges y Joseph Ryan acabarían produciendo la creación por el primero de un nuevo sindicato en 1936, el International Longshoremen’s and Warehousemen’s Union (ILWU) que desde entonces agrupa a los estibadores de los puertos de la Costa Oeste.
Harry Bridges, el estibador inmigrante llegado de Australia, ha gozado siempre de gran prestigio. Se intentó perseguirlo en su época por algunos políticos y dirigentes empresariales contrarios al gran poder que adquirió el sindicato bajo su dirección, pero el apoyo unánime de los estibadores y de numerosas entidades progresistas impidieron que fuera apartado de la presidencia del ILWU. Actualmente es uno de los pocos sindicalistas reconocidos en San Francisco. Lo encontramos representado en diversas obras de arte como los murales del Chalet Beach pintados por Lucien Labaut en el marco del programa de la Work Progress Administration promovido por Franklin Delano Roosevelt en 1936. También aparece en el mural The Waterfront de la colección sobre la historia de San Francisco del Rincon Center realizados por Anton Refreiger en 1948. Un céntrico parque y un gran edificio llevan su nombre y el sindicato de estibadores continua reconociendo su contribución histórica en la mejora de condiciones de trabajo y en el progreso social de los trabajadores portuarios.

